Sería bueno tener SEXO más a menudo, o no?

Este hombre habla de sexo sin recato ni pudor. Uno comprende las razones de ese desacato cuando se entera que Oswaldo Mazariegos Solís pasa todo el tiempo hablando de lo mismo: de sexualidad. Porque ese es su trabajo. Graduado como médico en la Universidad San Carlos de Guatemala en 1967, partió exiliado a París, Francia, donde se especializó en Psiquiatría y Psicoanálisis en la década de 1970. Más tarde, en Luxemburgo, país donde ahora radica, se especializó en Sexoanálisis.

El doctor, como lo llaman sus amigos, sostiene la siguiente tesis: en un salón, donde se dicta una conferencia, 25 por ciento de los asistentes están interesados en el tema y prestan atención al conferencista. Otro 25 por ciento llega porque busca un reconocimiento, un diploma o créditos para añadir a su currículo, pero realmente ellos no prestan atención y les importa poco el tema. He aquí la parte interesante de su teoría: el 50 por ciento restante está pensando en sexo.

En serio, doctor, ¿la gente siempre piensa en la sexualidad?
–Está comprobado: la sexualidad está en todas partes. Un ejemplo concreto: los arquitectos enfocan ahora las construcción de una casa en la intimidad: el baño, la toilette, porque saben que allí hay placer, un inmenso placer. Todo es una cuestión de sexualidad y por esa razón en la conferencia presento la foto del puente “Las Piernas” en el Gran Ducado de Luxemburgo, la imagen evoca dos piernas abiertas y los carros se introducen en el túnel en ellas.

Y si está presente en todas partes, y si la gente piensa la mitad del tiempo en sexo, ¿por qué el sexo parece tan reprimido? A la gente no le gusta hablar abiertamente del tema.
–Es por cuestiones de educación y sobretodo religión. Especialmente en países religiosos como Guatemala: el 50 por ciento de católicos del mundo son de América Latina. La religión es completamente asexual, en el Museo de la Edad Media en Estocolmo encontré una referencia que indicaba que el individuo que tenía relaciones extramaritales era castigado, porque si no, la cólera de Dios podía caer a todas las personas a través de pestes. Existe miedo inmenso a la sexualidad, vea cómo la Biblia es un libro completamente asexual.

Existe más de un pasaje erótico en la Biblia. No olvide que ahí se encuentra uno de los poemas eróticos más estudiados en la literatura..
–Es cierto, no es que no exista la sexualidad en la Biblia, pero está opacada.

Y no solo allí, creo que el sexo ha estado opacado siempre: en el lenguaje, en el Estado, la propia ciencia lo opacó durante mucho tiempo.
–La ciencia no sabía mucho en esas épocas, pero los últimos descubrimientos han cambiado. ¿Por qué hablamos del sexoanálisis? Es la propia ciencia la que nos ha permitido explorar la sexualidad en el humano y lo hacemos a partir del principio de la protofemeneidad. Es un descubrimiento interesante: en 1939 se decide cortar las gónadas de una serie fetos (la gónada forma los gametos femeninos o masculinos). El resultado fue que todos nacieron mujeres.

Explíqueme: ¿todos los seres humanos son inicialmente mujeres?
–Sin las gónadas está probado que incluso los hombres somos inicialmente mujeres, pero por cuestiones de cromosomas nos transformamos en hombres y las mujeres permanecen como mujeres. Y esta es una de las bases del sexoanálisis.

¿Qué es concretamente el sexoanálisis?
–La más moderna escuela de sexología, que enfoca el asunto de otra manera: para empezar preconiza que existe un inconsciente sexual. Sigmud Freud dijo que había un inconsciente, pero el sexoanálisis le dota de un componente sexual. El sexoanálisis hace énfasis en esa protofemineidad, pero también define la condición femenina a través de dos términos especiales: la Madonna y Antimadonna. La Madonna es la mujer virtuosa, no es erótica, es la imagen maternal; la antimadonna, en cambio, es la impura, lasciva, libidinosa, es la mujer que el hombre puede desear sexualmente. Es a partir de estos conceptos que he hecho una comparación con los roles de las mujeres en diferentes culturas: los mayas, por ejemplo, siempre dieron un papel preponderante a la mujer. Ellos tienen diosas mujeres, para empezar, y manifiestan una gran apertura, un fenómeno que no se halla aún en las culturas modernas.

¿Y qué significa este hecho? ¿Que ellos vivieron una sexualidad menos inhibida?
–Claro: basta ver los códices para notar que presentan a sus dioses copulando. Eran más abiertos y eso encendió en cólera a los sacerdotes, porque ellos tenían otra concepción de la sexualidad, les espantaba la libertad y la naturalidad con la que ellos la asumían.

Su tesis propone que la Conquista no solo subyugó esa libertad sino generó el machismo. ¿Cómo explica este hecho?
–El machismo es producto de la influencia religiosa, pero también es un temor del hombre, ligado a ese principio de protofemeneidad: el hombre teme que la mujer lo supere. El machismo es un fenómeno inconsciente de defensa ante esa amenaza. Imagine que contamos con datos que revelan que el cromosoma “Y” puede desaparecer, porque ahora disminuye de tamaño, o sea dentro de unos 125 mil años, no habrá hombres o habrá pocos. Es decir que existe una tendencia a que el hombre desaparezca.

A pesar de que el fenómeno actual es totalmente opuesto: en China los hombres se ven obligados a salir a países vecinos para buscar esposa.
–Eso es producto de una política machista errónea que dio prioridad a embarazos de fetos masculinos, ahora se topan con que hay solo 100 mujeres para 125 hombres. También pasa en India: existe una comarca donde se descubrieron 7 mil hombres para 400 mujeres. Es el machismo llevado a una política de gobierno; pero en niveles más individuales el machismo se manifiesta en la actitud del hombre de comportarse de dos maneras diferentes: de una forma con la Madonna y de otra con la Antimadonna.

Porque a la Antimadonna, que practica con libertad su sexualidad, el hombre la considera una prostituta; mientras a la Madonna, que reprime su erotismo, la cree una mujer virtuosa.
–Y escuche este dato: un psiquiatra contó en un congreso que el 75 por ciento de las españolas eran frígidas, pero eso no es lo peor: ellas llevaban con orgullo su frigidez. Le sucedió a mi abuela, que la pobre no podía ni siquiera nombrar el sexo, siempre se refería a “eso” o hablaba que la gente hacía “cochinadas”. El punto es que esa división sobre las dos mujeres le provoca terribles problemas al hombre: no quiere establecer sentimientos con la mujer que practica el sexo libremente; pero sí los establece con una mujer que desexualiza, entonces sufre porque lleva esa relación sin erotismo.

¿Es ese el gran problema que los sexoanalistas ven en sus clínicas?
–Lo más frecuente, traducido en problemas de disfunción eréctil, pérdida de libido que agobia a los hombres comunes y corrientes. Sus causas, paradójicamente, son más culturales que biológicas, porque no nos educan para el sexo.

Quizá por temor.
–Es temor, sin duda alguna, y así nos educaron. Las culturas deberían dejar ese machismo para empezar. Hablo de un machismo que no se limita a América Latina, sino está presente en todas partes: en Francia, por ejemplo, el voto de la mujer se aprobó en 1945; y Luxemburgo, un país de falocracia, mantenía una ley que establecía que cuando un luxemburgués se casaba con una mujer, ella adquiría la nacionalidad un año después, pero si era una luxemburguesa quien se casaba con un extranjero, él adquiría la nacionalidad 10 años después de celebrar la unión.

Mientras habla sobre ese machismo y el temor a que la mujer supere y gobierne, pensaba en una problemática aguda en América Latina: los asesinatos masivos de mujeres.
–Y no solo en América Latina, España lidia con lo mismo. El problema es cultural, educativo y religioso.

Y ¿cómo se cura esa enfermedad?
–Tomando consciencia, hablando más del tema. El título de un libro me simpatizó “Todo lo que usted quisiera saber del sexo sin jamás haber osado preguntarlo”. Cuán intimidados nos sentimos al hablar del sexo, y sin darnos cuenta, siempre hablamos de él. A cada rato: fíjese en la palabra “pendejo”, la gente lo dice a cada rato, los mexicanos lo repiten sin cesar, y ¿qué es? un término tremendamente sexual, “pendejo” quiere decir “vello púbico”. Nadie lo sabe. Está el otro término “chingada” una expresión con una carga sexual y agresiva, se usa todo el tiempo, sobretodo, para insultar a la madre y decirle a alguien que su madre ha estado quién sabe con cuántos hombres encima.
En el penúltimo congreso de sexología, en lugar de discutir la sexualidad desde una óptica íntima o clínica, el tema se llevó a niveles más globales porque empezamos a comprender que una buena salud sexual implica un buen desarrollo de la familia y de la sociedad. Tenemos que erotizar la vida para gozarla. El sexo es maravilloso. ¿Sabía que tener sexo provoca 20 beneficios?

A ver... ¿cuáles son?
–En primer lugar provoca producción de endorfinas, equivalentes a la morfina, pero en lugar de pagar Q1 mil por una dosis, la producimos en el cerebro, así que nuestro cuerpo libera las tensiones, siente paz y tranquilidad. También producimos endorfinas, que son tranquilizantes, por eso uno duerme tan tranquilamente después. Sume a eso la producción de interleuquina que son anticancerígenas. El sexo relaja además, de tal manera, porque las 125 terminaciones nerviosas en la piel, con las caricias, son estimuladas y envían un mensaje de relajación muscular. El simple hecho de besar, con un intercambio de bacterias, nos protege de la constipación. Además, uno se siente tan bien: en cualquier idioma del mundo existe una expresión para señalar a aquel “mal deseado”, o sea al que le hace falta sexo. Y también uno puede notar la cara de placer que tiene la gente que lo practica, es que se ve, se advierte y es maravilloso para el ser humano. Sería bueno tener sexo más a menudo. El sexo está en todo, en la pintura, en la literatura...

SOLO EL SEXO ES MEJOR QUE EL FUT!!!